jueves, 22 de octubre de 2009

BAJA VISIÓN

Una persona con baja visión es “quien aún después de un tratamiento y/o refracción convencional tiene en su mejor ojo una agudeza visual de 3/10 hasta visión luz y/o un campo visual menor o igual a 20 grados, pero que usa o es potencialmente capaz de usar su visión para la planificación o ejecución de una tarea” (Organización Mundial de la Salud). Para comprender este concepto es necesario saber que la agudeza normal es de 10/10 mientras que los límites del campo visual son 90º en la parte externa o temporal, 60º en la interna o nasal, 50º en la parte superior y 70º en la inferior.

De la definición surge que existen muchos tipos distintos de baja visión. Podríamos decir, sin temor a exagerar, que casi tantos como personas disminuidas visuales hay. Incluso dos personas con idéntica agudeza visual pueden funcionar de manera diferente. Natalie Barraga (pionera indiscutible en el área de la estimulación visual) diferencia claramente agudeza de eficiencia, definiendo a esta última como el “grado en el que una tarea visual específica se realiza con comodidad, facilidad y en tiempo mínimo, dependiendo de variables personales y ambientales”.

En cuanto al campo visual, la persona puede tener un recorte a nivel central lo que le provocará dificultades para leer pero no para caminar o puede tener limitaciones a nivel periférico en cuyo caso podrá leer pero estará muy limitado en su deambular. Puede también ver como a través de un tubo, o por sectores. Estas personas tienen un comportamiento visual que a los demás resulta extraño ya que podrán tropezar con un banco que tienen delante y distinguir perfectamente un lunar en el rostro de alguien. Hay quienes ven diferente según las condiciones de luminosidad prefiriendo el día (como en el caso de la ceguera nocturna) o la noche (como en el caso de las personas que sufren fotofobia)

Ver es un proceso que se aprende, por lo cual es importante incluir dentro de la estimulación temprana del bebé con baja visión, la estimulación visual temprana, de modo que se aproveche al máximo la visión residual. Hasta no hace mucho tiempo se educaba a muchos de estos niños como ciegos, en la creencia errónea que usar la vista los dañaba o que quien tiene resto visual lo usa espontáneamente. A esto se sumó también el problema de la definición de ceguera legal que al considerar ciego a “aquel cuya agudeza visual es de 20/200 o menos, en el mejor ojo, con corrección, o limitación del campo visual a menos de 20º (Koestler)” incluye a muchas personas que tienen un resto visual aprovechable.

No hay comentarios:

Publicar un comentario